Windows, macOS y Linux en un PC: ventajas y problemas del Dual-Boot
Lo más común es que la mayoría de los usuarios solo tenga instalado un sistema operativo. Concretamente Windows. Este es el sistema que arrancan por defecto, y utilizan hasta que apagan el ordenador hasta el día siguiente. Sin embargo, existe una técnica por la cual es posible instalar dos, o más, sistemas operativos en un mismo ordenador, pudiendo elegir cuál de ellos queremos arrancar en todo momento. Esto es lo que conocemos como arranque dual, o Dual Boot.
El Dual Boot es una configuración con la que podemos instalar dos sistemas operativos en un disco duro (diferentes particiones) o en varios discos duros de manera que, usando un gestor de arranque, podamos elegir qué sistema queremos arrancar cada vez que encendemos el ordenador.
Principales ventajas del Dual-Boot
Es cierto que el arranque dual no es para todo el mundo. Es raro necesitar dos o más sistemas operativos al mismo tiempo, o tener necesidades especiales que no podamos satisfacer mediante la virtualización de un segundo sistema operativo. Pero puede ocurrir.
Los sistemas Dual-Boot nos permiten ejecutar dos sistemas operativos reales en un mismo ordenador. Pero no al mismo tiempo. La principal ventaja de esto es que vamos a poder tener acceso físico a todos los recursos del PC (procesador, gráfica, etc) y podremos sacarle todo el provecho al rendimiento de estos componentes. De esta manera, por ejemplo, podemos usar Linux para trabajar (ya que es más seguro y generalmente consume menos recursos), pero podremos cargar al acabar la jornada Windows y empezar a jugar en el PC.
El acceso real al hardware es, sin duda, la mejor ventaja de este tipo de configuraciones. Pero también podemos tener otras ventajas. Por ejemplo, si uno de los sistemas falla, podremos iniciar cualquiera de los otros y acceder a su partición para poder repararlo, o, al menos, recuperar los datos. Esto es útil si nuestro trabajo depende del ordenador, ya que con un arranque dual podremos tener siempre un sistema operativo alternativo con el que trabajar si falla el principal. Y, cuando acabemos de trabajar, ya podremos intentar reparar el primero.
Además, si nos gusta probar distintos sistemas operativos (como Windows, Linux, e incluso macOS), la mejor forma de conocer cómo funcionan y disfrutar de todas sus prestaciones es hacerlo mediante una instalación real, no en una máquina virtual.
Inconvenientes del Dual-Boot
Tener dos sistemas operativos en el mismo ordenador es muy útil, si. Pero lo primero que debemos tener en cuenta es que no se van a ejecutar al mismo tiempo. Cada vez que queramos cambiar de sistema operativo tendremos que guardar los cambios, cerrar los programas abiertos y reiniciar. Y estar pendiente del gestor de arranque para elegir el sistema que queremos arrancar. Esto puede llevarnos entre 2 y 5 minutos, un tiempo que podemos ahorrar si usamos un solo sistema operativo.
Además, la configuración del Dual Boot es de todo menos práctica y sencilla. En condiciones normales lo que tendríamos que hacer es instalar los sistemas operativos, uno detrás de otro, hasta tenerlos todos. El último sistema, que debería ser un Linux, detectará todos los demás sistemas operativos, y añadirá su entrada en GRUB. Cuando arranquemos el PC veremos el gestor de arranque GRUB de este sistema, y podremos elegir cuál queremos cargar.
Aunque la teoría es sencilla, en la práctica nos encontraremos con problemas. Es muy probable que una actualización, de cualquiera de los sistemas, sobrescriba el gestor de arranque y cargue el suyo. En ese caso, ya tendremos que andar volviéndolo a configurar. Si se daña el arranque, perderemos el acceso a todos los sistemas operativos, y volver a configurar un arranque sin instalar un SO no es algo precisamente sencillo.
Y ya si pensamos instalar un Dual-Boot con macOS (lo que podemos llamar Hackintosh), la cosa se complica mucho más. El sistema operativo de Apple requiere de cambios específicos en la BIOS/UEFI de nuestro ordenador, cambios que pueden hacer que los otros sistemas no funcionen, o no lo hagan de manera correcta.
La seguridad (o más bien, la falta de ella) es otro de los inconvenientes de este tipo de configuraciones. Por ejemplo, podemos bajar un virus sin querer desde Windows, y este virus afectará a todos los sistemas operativos. Incluso podemos bajar un virus desde Linux, y este, aunque no afecte a este SO, se configurará para ejecutarse la próxima vez que arranquemos Windows. Además, salvo que usemos algún tipo de cifrado, todos los sistemas operativos podrán acceder a los datos de los demás sistemas. Y eso sí que es más peligroso.
Máquinas virtuales: alternativa al Arranque Dual para todos
Existe un punto intermedio con el que podemos utilizar otros sistemas operativos sin tener que recurrir a este tipo de configuraciones: las máquinas virtuales. Una máquina virtual, para el que no lo conozca, es un programa que se encarga de virtualizar el hardware de un PC real y nos permite instalar un sistema operativo en él.
Estas máquinas virtuales generalmente no tienen acceso al hardware físico del PC, lo que se nota al final en el rendimiento general del sistema que emulemos. Por ejemplo, podemos olvidarnos de jugar a juegos de última generación. Y no podemos saber con certeza si un sistema operativo funciona bien o no al ejecutarse sobre hardware virtual. Sin embargo, tiene muchas otras ventajas.
La primera de estas ventajas es que es mucho más sencilla de montar. No tenemos que configurar nada, ya que de todo se encarga el programa correspondiente que elijamos (VMware o VirtualBox). El disco duro es un fichero que se guarda en nuestro disco físico, y que podemos abrirlo en cualquier PC desde el mismo programa. Todo lo que hagamos dentro de esta máquina quedará dentro de ella, y en ningún momento pondrá en peligro nuestro PC real.
Gracias a las máquinas virtuales podemos ejecutar dos, o más, sistemas operativos al mismo tiempo. Bastará estar, por ejemplo, en Windows, y abrir las máquinas que tengamos configuradas como otro Windows, un Linux y macOS. Podremos usarlas todas al mismo tiempo, e incluso conectarlas a través de una LAN virtual. Y tendremos el control de la máquina en todo momento. Hasta el punto de que, cuando nos cansemos, podremos eliminarla en segundos.
Fuente: SoftZone https://ift.tt/30sAA4c Autor: Rubén Velasco