Instalar programas en Windows con MSI o EXE, cuál es la diferencia

noviembre 24, 2020 , 0 Comments

Cuando nos sentamos frente a un PC, son varios los elementos de los que disponemos para que todo funcione tal y como necesitamos. Aquí entra en juego un sistema operativo como Windows, los programas que instalamos en el mismo, o los datos que manejamos, entre otras cosas.

De ese modo nos encontramos con un conjunto que nos permite trabajar en el día a día con el ordenador, jugar, visitar redes sociales, etc. Tal y como sucede con el mencionado sistema operativo, los programas que instalamos en el mismo son fundamentales. A pesar de que el propio Windows adjunta una serie de soluciones software que intentan solucionarnos muchos modos de uso, la mayoría de los usuarios se decantan por otras soluciones. Así, descargan programas de Internet o de la tienda de Windows 10 que cumplan con sus necesidades.

De igual modo a través de los mismos generamos y trabajamos con multitud de archivos de todo tipo que podemos guardar, imprimir, compartir, etc. Por regla general para muchas de estas tareas hacemos uso del Explorador de archivos que incluye Windows, por ejemplo.

Interfaz explorador

El formato de los ficheros, signo diferencial para su uso

Como probablemente la mayoría de vosotros ya sabréis, desde este apartado trabajamos con una enorme cantidad de tipos de archivos. Estos se diferencian básicamente, además de por su nombre, por su extensión. Dependiendo del programa o dispositivos con el que hayamos creado el mismo, tendrá un formato u otro. Este es uno de los conceptos básicos de la informática en general. Y es que debemos tener en cuenta que son muchos los formatos de ficheros que desde hace años nos vienen acompañando.

Gracias a los mismos podemos trabajar con multitud de programas y llevando a cabo tareas de todo tipo. Esto lo encontramos tanto en los equipos basados en sistemas Windows como en otras plataformas como macOS o Linux. Como la mayoría ya sabréis, estos formatos o extensiones de fichero vienen asociados a las aplicaciones que instalamos y usamos a diario. Así mismo dependiendo de su tipo, se asocian a un determinado tipo de datos o modo de funcionamiento. Pero de igual modo muchos de estos formatos son genéricos para múltiples usos diferentes.

Os contamos todo esto porque en estas mismas líneas nos queremos centrar en un tipo de fichero determinado. En concreto nos referimos a un tipo que se podría decir que es de los más importantes que vamos a encontrar. Nos referimos a los ejecutables, que son los que nos permiten poner en marcha los programa que usamos en el día a día. Y es que entre los muchos formatos con los que tratamos en el PC, nos podemos encontrar con dos de los que se podría decir que son de los más importantes, lo mencionados ejecutables.

La importancia de los ficheros ejecutables

Decimos esto porque en realidad estos son los que se generan para permitirnos instalar los programas de los que posteriormente vamos a hacer uso en el sistema. De hecho a continuación os queremos hablar de dos de estos formatos que seguro habéis visto en innumerables ocasiones. En concreto nos referimos a los populares msi y exe. Estos dos formatos de archivo son muy populares y con un uso similar. Es por ello que en un principio muchos usuarios pueden llegar a pensar que sirven para lo mismo. Pero en realidad no es así, ya que tienen importantes diferencias de las que os vamos a hablar a continuación.

fichero exe

Los archivos .exe quizá sean los más extendidos a la hora de instalar programas en un sistema Windows, pero también nos podemos topar con los .msi. Pues bien, antes de nada y a modo de curiosidad, os diremos que los ficheros .msi comenzaron a usarse en 1999. Su nomenclatura viene dada en base a la tecnología inicialmente llamada Microsoft Installer y actualmente conocida como Windows Installer.

En realidad con esto hablamos de un servicio que viene instalado de serie con todas las versiones de Windows. Para que nos hagamos una idea, aquí os hablamos de una API de Windows que se puede utilizar para crear instalaciones. Así mismo esto se usa tanto para el mantenimiento como para las reparaciones de aplicaciones en el sistema operativo de los de Redmond.

Diferencias entre ficheros exe y msi

Por tanto, una vez sabemos esto, podríamos decir que estos archivos en formato msi se pueden considerar como bases de datos. En las mismos se ha almacenado toda la información necesaria para poder realizar la instalación del programa deseado. El mismo también puede albergar otras tareas relacionadas como la reparación de esas aplicaciones. De hecho estos son formatos de instalación para Windows ampliamente utilizados en entornos más empresariales. La principal razón de ello es por las posibilidades que ofrecen a la hora de trabajar con muchos equipos en una misma red.

Además por otro lado nos encontramos con los populares archivos ejecutables en formato exe. Pues bien, debemos saber que estos nos pueden llegar de dos modos, por un lado nos encontramos con aquellos que son archivos comprimidos que albergan un MSI y que llaman a Windows Installer. De ese modo esta función se encarga del proceso de la instalación como tal en el sistema. Pero con todo y con ello existe otro tipo de exe que son ejecutables por sí mismos. Con esto os queremos decir que estos son los que se encargan del proceso de instalación sin echar mano de los mencionados msi y de Windows Installer.

Una de las ventajas que nos presentan los archivos exe, es que nos permiten instalar varias aplicaciones de manera simultánea. Hay que tener en cuenta que si nos referimos a los msi, este formato en concreto tan solo es capaz de encargarse de una instalación cada vez. Pero en el supuesto de que lo que necesitemos sea llevar a cabo una instalación desatendida, los mencionados msi son perfectos. De ahí precisamente su uso en entornos más corporativos, ya que los msi son los más adecuados para automatizar estas tareas.

Esto se logra porque en la mayoría de las ocasiones los msi se ejecutan sin preguntas a los usuarios ni interrupciones.



Fuente: SoftZone https://ift.tt/2J7sCHI Autor: David Onieva