Cambiar de Windows a Linux, ¿realmente es tan difícil?
En la actualidad los ordenadores con Windows son los más usados a nivel mundial. Sin embargo, muchos usuarios del sistema operativo de Microsoft no se encuentran satisfechos y que se plantean si realmente les puede merecer la pena dar el salto a otra plataforma como Linux, un sistema operativo libre y gratuito. Sin embargo, las dudas acerca de la dificultad de enfrentarse a algo diferente en muchos casos impiden dar el paso.
En muchas ocasiones la dificultad de dar el paso de Windows a Linux queda reflejada en función del tipo de usuario que seamos. Si nos gusta todo lo que vemos, aunque no estemos seguro de para que sirve, entonces el cambio puede ser algo complicado, pero si solo requerimos de usar tareas diarias, no debería resultarnos tan complicado.
La dificultad de Linux dependerá del uso que hagamos
A la hora de cambiar Windows por Linux, puede ser similar al cambiar un coche con cambio automática por otro con cambio manual si nunca lo hemos usado. Al principio nos costará un poco, pero a medida que nos vayamos adaptando nos iremos sintiendo más cómodos. Todo va a depender del uso que vayamos a darle. Si solo requerimos navegar por Internet, reproducir contenido multimedia y realizar trabajos de ofimática no deberíamos notar grandes diferencias en su uso. Podremos instalar y usar aplicaciones habituales como VLC, Skype, Chrome, Telegram, Spotify, GIMP, LibreOffice, entre otros.
En cambio, si lo que queremos es aprender a administrar el sistema operativo o nos gusta jugar con todo lo que tenemos a nuestro alrededor, en ese caso sí que nos puede resultar más complicado. Hay que tener en cuenta que Linux nos va a permitir hacer de todo, por lo que conocer a fondo el sistema operativo a ese nivel requiere de bastante tiempo, paciencia y horas de práctica. Para los usuarios más novatos puede ser interesante probar distros como Ubuntu y Linux Mint que son más manejables, y evitara distros como Debian o Slackware que son bastante más complejas.
Al principio nos puede ocurrir que realizar cualquier cambio por muy mínimo que parezca hace que nos topemos con errores que pueden considerarse naturales mientras comenzamos y aprendemos a movernos por el sistema operativo. Por ejemplo, el hardware no siempre funciona de primeras y puede que no reconozca todos los periféricos por lo que puede llevarnos tiempo de investigación y configuración conseguir que funcionen.
Usar Dual Boot o máquina virtual, un buen comienzo
Si tenemos dudas a la hora de dar el paso hacía Linux, un buen comienzo puede ser probar Linux sin necesidad de despegarnos de Windows. Para ello podemos optar por un arranque Dual Boot que permita a nuestro PC arrancar Windows o Linux según nuestras necesidades. Esto nos permitirá ir descubriendo poco a poco el universo Linux sin necesidad de despegarnos de Windows en caso de problemas. Para la instalación de una distro como Ubuntu o Linux Mint basta con un pendrive y un programa como Rufus para realizar la conversión y un asistente nos guiará por todo el proceso.
Igualmente, el uso de una máquina virtual en Windows nos puede permitir ir probando diferentes distros de Linux, lo cual nos permitirá comprobar cuál se adapta mejor a nosotros y cuál nos puede parecer más sencilla de utilizar al principio, para luego ir profundizando poco a poco en sus características. No hay que olvidar que Linux cuenta con muchas distribuciones, algunas más complejas y otras más sencillas de usar.
Fuente: SoftZone https://ift.tt/3CODBxn Autor: Fran Castañeda