Haz esto para que nadie vea los archivos que compartes online
De manera local, en el día a día con el PC trabajamos con innumerables archivos y carpetas que creamos, borramos o copiamos entre unidades de disco. Habitualmente esto no supone ningún riesgo para los datos almacenados, más si somos los únicos usuarios del equipo.
Sin embargo, la cosa cambia de manera sustancial en el caso de que tengamos planeado compartir esos archivos y sus correspondientes contenidos a través de internet. Aquí nuestra privacidad y seguridad corre un riesgo mucho más elevado que cuando trabajamos de forma local. Esto es algo de lo que debemos ser plenamente conscientes para así poder tomar las pertinentes precauciones o medidas. Todo ello se hace especialmente importante en el caso de que vayamos a trabajar con información sensible o especialmente privada y necesitemos transmitirla de forma segura.
A continuación, os vamos a hablar de algunas medidas interesantes para que nadie pueda ver el contenido de los archivos en el caso de que los vayáis a compartir online. Debemos tener en consideración que son muchos los atacantes y ciber delincuentes que están al acecho en internet a la caza de esta información personal y privada. Por tanto, lo más recomendable es que tomemos algunas precauciones previas para complicarles las cosas.
Cifrar y comprimir cualquier fichero
Una de las medidas más habituales que podemos llevar a cabo nuestro ordenador de manera local antes de compartir esos archivos, es cifrarlos. Para ello tenemos la posibilidad de echar mano de ciertas aplicaciones especialmente diseñadas para estas tareas de cifrado. De ese modo, aunque el fichero caiga en malas manos, no podrán acceder a su contenido si no tienen la pertinente contraseña de cifrado. Hay muchos programas para ello entre los que podemos destacar VeraCrypt o AES Crypt.
Además, seguro que muchos de vosotros desde hace tiempo utilizáis los habituales compresores y descompresores de archivos. Debéis tener en consideración que estos programas con el tiempo han avanzado en gran medida aumentando su funcionalidad. Ahora mismo ya no solo nos sirven para ahorrar espacio en las unidades de disco. Al mismo tiempo la mayoría de estas propuestas software nos permiten asignar una contraseña propia al fichero antes de comprimirlo. Podemos usar aplicaciones como WinRAR o WinZip.
Proteger archivos ofimáticos desde Office
En multitud de ocasiones, ya sea en entornos personales o profesionales, nos vemos en la obligación de enviar documentos de Office a través del correo electrónico. Esto es algo que se hace extensible a programas como Word, Excel o PowerPoint. Pues bien, si os encontráis ante esta habitual situación, hay que tener en cuenta que los programas de la suite de Microsoft cuentan con una función integrada para igualmente añadir una contraseña. Esta es una característica que encontramos en la función de Guardar como para así proteger estos archivos antes de compartirlos.
Compartir con enlaces temporales con contraseña
Es interesante saber que podemos compartir esos archivos que os mencionamos a través de enlaces temporales con contraseña. Esto quiere decir que lo que realmente enviamos a los receptores es un enlace de internet correspondiente a alguna plataforma compatible que les dé acceso, mediante una clave, a esos ficheros. Un claro ejemplo de todo ello lo encontramos en el servicio online de WeTransfer.
Compartir a través un archivo Torrent
Otra manera de proteger nuestros archivos que vamos a compartir con otros usuarios conectados a internet es a través de un fichero Torrent. Hay que tener en consideración que a la hora de crear estos archivos y añadir sus correspondientes contenidos, podemos establecerlos como privados en el cliente que usemos en su creación.
De esta manera tendremos mucho mayor control sobre aquellos que tendrán acceso a esos archivos a través de las redes P2P y proteger el contenido. Cabe mencionar que desde aquí también podemos establecer una contraseña de acceso al archivo Torrent propio del que os hablamos.
Fuente: SoftZone https://ift.tt/lZASWes Autor: David Onieva